¡Hola a todos! ¡Bienvenidos! La semana pasada tocamos brevemente el tema del autocuidado, en cuanto a normalizar, validar y afirmar nuestros sentimientos y hoy entraremos en más detalle. Pero antes, quiero desgranar un poco el tema. Cuando piensas en el autocuidado, puede que pienses en pasatiempos, baños, meditación, etc. Hoy quiero considerar las pequeñas cosas que podemos hacer por nosotros mismos y que nos impiden agotarnos emocional, física o espiritualmente. Estoy segura de que no soy la única que en las últimas semanas no se ha sentido motivada para levantarse del sofá, para cambiarse del pijama o para darse una ducha. Esta incapacidad para no cuidarnos proviene de las oleadas de desesperanza y depresión que podemos estar experimentando; y eso está bien. Es posible que sigamos siendo golpeados por esas olas, pero averigüemos cómo evitar ser arrastrados por esa corriente negativa y cómo evitar ser absorbidos por la resaca de nuestra propia desesperación. Creo que la respuesta está en hacer una elección. La elección es: Voy a levantarme del sofá y voy a cambiarme de ropa. Voy a levantarme del sofá y a ducharme. Voy a ser intencional en prepararme una taza de café por la mañana y no voy a poner más excusas de que no me merezco una deliciosa taza de café. 

Esos pasos pueden parecer pequeñas elecciones y pequeñas cosas a lo largo del día que deberían ser fáciles, pero en tiempos de estrés y dificultades, esos pequeños pasos pueden ser los más difíciles de hacer para nosotros mismos. Cuando nos esforzamos y tratamos de ayudar a los demás, tendemos a olvidarnos de hacer las cosas más sencillas para nosotros mismos.Puede que te vayas a la cama y pienses "¿He comido hoy?". "¿Me he lavado los dientes hoy?". Tu respuesta puede ser "no lo sé" porque no has tenido la capacidad de convertirte en una prioridad. Puede que hayas sentido que no podías o no debías convertirte en una prioridad. Vamos a normalizar esa experiencia y validar que TODOS vamos a tener esos días pero el propósito de este blog es animarte a hacer esas pequeñas cosas. Tomar la decisión de cuidarte a ti mismo aunque sea tan simple como elegir salir de la cama, cambiarte de ropa o prepararte una taza de café. 

Además de estos pasos, sé que a muchos de nosotros nos cuesta dormir bien por la noche debido a que nos inundan nuestros propios pensamientos y preocupaciones. Quiero animarte a que desarrolles una rutina nocturna que te ayude a relajarte. Algunas de las cosas que sugiero son, idealmente, utilizar un diario para plasmar en papel tus pensamientos preocupantes. Al hacerlo, habrás reconocido tus pensamientos preocupantes y los habrás abordado. Ya no le das a los pensamientos el poder de colarse en tu mente cuando tu cuerpo debería estar relajándose. Intenta crear un entorno relajante a tu alrededor. Sírvete una taza de , pon música de relajación o tal vez ponte a leer un buen libro. De este modo, podemos dar a nuestro cuerpo permiso para relajarse y recuperarse de las tensiones del día. Te sugiero que te permitas un tiempo específico antes de acostarte para relajarte (por ejemplo, de 30 minutos a una hora). No realices actividades/intereses que puedan estimular demasiado tu cuerpo y tu mente. Sé intencionado.

 Si le cuesta identificar áreas de interés, factores de motivación o simplemente la inspiración para dar pasos hacia su propia prioridad, los tableros de visión pueden ser extremadamente útiles. El propósito de un tablero de visión es colocar imágenes, citas o letras que representen tus esperanzas, sueños, metas y aspiraciones. El tablero de visión debe servir de recordatorio visual para que no pierdas de vista tu visión de la vida. En mi caso concreto, mi tablero de visión se creó para recordarme que debo mantener la motivación y seguir un estilo de vida saludable, así como mis aficiones. Actúa como un recordatorio cuando me consumen demasiado mis emociones negativas para animarme a hacer las cosas que me gustan. Algunas ideas para el autocuidado más allá de un tablero de visión incluyen: crear tus propios mandalas, usar un libro de colorear para adultos, sudoku, sopas de letras, jugar a un juego en tu teléfono o elegir un nuevo pasatiempo. El autocuidado también puede consistir en no hacer nada. Permítase sentarse en la oscuridad y en la tranquilidad. Conéctate a la tierra. Déjate llevar. Déjate llevar hasta el punto de poder estar en paz contigo mismo. Quizás quieras probar una forma de meditación: la meditación caminando, la relajación muscular progresiva y las imágenes guiadas son herramientas extremadamente útiles para conectar con la tierra nuestra mente, cuerpo y espíritu. Prueba esta rápida imagen guiada.

Cierra los ojos. Imagina tu lugar feliz. Un lugar que te tranquilice, que te haga sentir bien y que te conecte con una sensación de paz. ¿Es el mar o una hoguera? Cuando puedas imaginar tu lugar feliz en tu mente, hazte las siguientes preguntas. ¿Qué puedes ver? ¿Qué puedes oler? ¿Qué puedes oír? ¿Qué puedes saborear? ¿Qué puedes tocar? Deja que todos tus sentidos te transporten al lugar que has elegido. Permítase estar en este lugar con todo su ser. Siéntate en la calma que este lugar representa. Quédate allí todo el tiempo que necesites para conectarte a tierra lo suficiente como para sentir tu cuerpo, tu alma y tu mente tranquilos.

Espero que estas herramientas y recomendaciones te resulten útiles en tu camino hacia el autocuidado. También recomiendo la serie Weekend Wind Down de mi colega Tracy Funke. La serie incorpora meditación, estiramientos ligeros, movimiento y ejercicios de respiración. Os animo a todos a que os toméis la próxima semana para incorporar intencionadamente el autocuidado en vuestras rutinas diarias. El autocuidado, como ya sabéis, puede darse en las formas más pequeñas. No se presionen para completarlo diariamente. Mi esperanza es que hagan un esfuerzo concertado para que ustedes mismos sean una prioridad en cualquier forma que puedan.

Gracias por leer. Nos vemos la próxima vez, donde hablaré de cómo conectar con nuestros hijos.

 ¡Que tengas una buena semana!

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